Ir al contenido principal

Dibujos de Daniel Johnston
















Comentarios

Anónimo dijo…
espero que mi comentario no sea uno mas de los que lees todos los dias pero estos dibujos representan un claro descontrol mental de daniel los cuales son facinantes al ver como una persona logra expresar un mundo invadido de demonios todos luchamos contra ellos solo que a daniel le falto mas fuerza para derrotarlos todos podemos derrotar el mal con la fuerza solo la fuerza nos mueve ..un amigo de chile..Gustavo Andres Aedo C.
Musico y pensante
SERGIO MÁRQUEZ dijo…
¡¡¡¡¡JJAJJJAJAJAJAJAJJAJQUECAGADAAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJACOÑOGUEVONJJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAMARICOJAJJAJAJAJAJQUEBOLASJAJAJAJAJA!!!!!!!!
Anónimo dijo…
HOLA DANYEL ESPERO TE LLEGUE ESTE COMENTARIO PERSONALMENTE A VOS SOY MARCELO DOMINGUEZ TENGO 18 AÑOS ,, LA VERDAD SOS UNA PERSONA MUY PARECIDA A MI YO SOY DE ARGENTINA Y ME GUSTA MUCHO DIBUJAR , TOCAR LA GUITARRA TAMBIEN , VI TU DOCUMENTAL Y ME LLEGASTE MUCHO A MI CABEZA ,, ESPERO TE LLEGUE MI MAIL Y CHATEEMOS ALGUN DIA SI ES Q SABES ESPAÑOL JAJA ES chelito_14_91@hotmail.com,,, ALGUN DIA ME GUSTARIA SER COMO VOS TAN ORIGINAL , SIMPLE Y ALOCADO COMO LO FUISTE Y SOS VOS DANYEL ,, SEGUI ASI Y COMO TE DIJERON TU MENTALIDAD Y TU FORMA DE PENSAR VAN A HACER Q EN LA TIERRA ESTES EN EL INFIERNO , PERO UNA VEZ Q NO TENGAS TU ALMAS Y NO EXISTAS VAS A IR DIRECTO AL CIELO ,, PORQ YA VIVISTE UN INFIERNO TERRENAL ,, SALUDOS DESDE ARGENTINA ESPERO TU RESPUESTA DANYEL ,,,,,,, MARCELO
Anónimo dijo…
Amo a Daniel Johnston y a todo lo que tenga que ver con su música, sus dibujos, su vida, sus cintas de cassette, sus recuerdos, su todo.
Fanti dijo…
Sé de un colectivo q va a editar letras y dibujos de Daniel, cualquier info pa compartir enviadmela, los amaré, un abrazo!

Entradas más populares de este blog

Página de respeto

        Los libros, por lo general, llevan una hoja en blanco de primera página. Mire usted qué detalle: se le llama hoja de respeto o de cortesía. Nadie se detiene en ella. Creo que deberíamos hacerlo, tan sólo por un instante. Creo que deberíamos también, mientras vamos leyendo, estar conscientes de que, la primera página de ese libro es una página de respecto, de cortesía. Una página que calla. No importa el contenido, no importa la materia: todo libro que tenga esa hoja de respeto contiene la poesía. Esa hoja en blanco es la poesía, es la imagen perfecta de una revelación que no puede ser dicha con palabras. Lo que nos excede, lo que nos colma justo antes de la avalancha de las palabras. Los poetas lo saben. El buen poema está repleto de líneas de respeto. Y un buen libro de poemas abunda en páginas de respeto, de cortesía.

Breve estética del tatuaje

      El cuerpo, el tatuaje y la libertad       Comenzaré con una confidencia y una anécdota personal. Yo tengo un tatuaje en el hombro derecho, es pequeño, una especie de ave indoamericana que, en mi simbolismo interior y por razones personales que no vienen al caso, suelo relacionar con el Ave Fénix. Esta es la confidencia, ahora la anécdota personal: una vez alguien conocido me vio el hombro en una playa en la isla de Margarita y me dijo algo así como: «¡Vaya, que malote eres!». Quien decía el pesado sarcasmo estaba implicando que yo pretendía ser «malote» por tener un tatuaje. Con ello, sin mayor originalidad, hacía entrar el discurso por una vía de significados más que obvios. Por aquella en la que los tatuajes se relacionan, por ejemplo, con la criminalidad abyecta y nada romántica de los Hell Angels. No obstante, esa visión del mal no resulta descaminada, porque el mal, al fin y al cabo, se encuentra profundamente relacionado con el tema de la libertad. El

UN SOMBRERO DE PAJA ITALIANA

Por Leoncio Martínez Carlucho Sirgüela dio por terminada la limpieza de la moto y echó sobre los níkeles relucientes y engranajes lubricados una mirada amorosa. Era una bella máquina último modelo, regalo de su padrino el día de su santo. Cómo se la envidiaba Atilio Mortó que apenas había podido comprar una moto de medio uso, salida de fábrica hace dos años; lo mismo que Pepe Calzada envidiábale sus raquetas, Jacinto Febre sus zapatos de sport y el infeliz de Graciano Lugo sus guantes de boxeo. Sonrío satisfecho, soltó el arranque y una epilepsia estrepitosa sacudió la máquina; el latido del motor fue apagándose lentamente en un suave silencio; luego Carlucho trajo de la sala un cojín búlgaro y lo tiró al descuido, como una gran ave muerta, sobre el side-car. La llevaba hacia la calle con el cuidado de quien conduce una novia, pero al pasar por el corredor, no pudo dejar de detenerse ante el espejo de la sombrerera, a darse los toques finales. Estaba bien, casi bien. Retocó la caída ab