
Yo fui aquel que alguna vez apagó
una a una las antorchas del camino.
Aquel que miró bajo las camas
y por el ojo de la puerta enloquecido.
Fui también el perseguidor de mí mismo
y me convertí en mi alter ego.
Tuve lepra en los cojones
maté a mi padre
y sembré abismos.
Temblé, grité
maldije y fui maldecido.
Desgarré mis ropas
me sepulté en las cuatros paredes de la noche
y pretendí quedarme allí para siempre.
Yo, ese mismo y ningún otro
contemplo los irrefutables 6 meses de mi hijo.
Mi hijo sobre mi panza de buda recién fundado
mi hijo que se ríe conmingo y de mí
mi hijo tan cerca de mis ojos limpios
mi Joaco hermoso,
batiendo sus brazos
disfrutando de los torrentes de vida que yo le di
yo, aquel que estuvo muerto.
Comentarios
Un abrazo.
Larga vida a la vida!