La primera novela de Fedosy Santaella se ubica en la Caracas
de los '20
El duque de Rocanegras puede ser un nombre poco conocido para el caraqueño del siglo XXI. Sin embargo, para los de principios del siglo XX, era la máxima representación del dandismo; redivivo ahora por el escritor Fedosy Santaella, quien se estrena en la novelística con este agraciado personaje de la Caracas gomecista.
-¿Tiene que ver con Vito Modesto Franklin?
-Sí, es el personaje central, también conocido en sus tiempos como duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. El árbitro de la elegancia de los tiempos de Gómez, la envidia de los patiquines, todo un personaje digno de rescatar para la memoria venezolana, tan necesitada de una conciencia más divertida, menos militar.
-¿Qué se relata?
-El libro Rocanegras se inicia con el asesinato de Juan Crisóstomo Gómez -Juancho-, vicepresidente y hermano mayor de Juan Vicente Gómez. En mi ficción, Rocanegras se ve involucrado en el hecho de sangre. Unas horas antes de su asesinato, Juancho Gómez estuvo departiendo con Vito Modesto en el foyer del teatro Olímpia. A partir de allí, se desata una historia de ocultamientos, amores y juegos de poder.
-¿Qué connotaciones hay con la actualidad?
-El momento histórico en el que transcurre la novela se encuentra marcado por una transición. Comienzan a entrar nuevas formas de vida, y otras, evidentemente a morir, todo por el interés y bajo la mirada de un hombre poderoso que gobernó a Venezuela a su antojo. El mismo personaje de Rocanegras me lleva hacia el venezolano de hoy día, que se encuentra atrapado entre dos aguas, entre dos mundos, entre dos maneras de considerar el país, su historia y su futuro, sin que además él mismo entienda bien las razones que lo han llevado a esa situación.
-¿Cómo enlaza lo mítico con lo real?
-El duque es un personaje del que se conoce muy poco. Su misma biografía es una oda a la mamadera de gallo, y descansa muy poco en la realidad. Así que tuve un amplio espacio para fabular.
___________________
Fuente: El Universal.
Sábado 07 de julio de 2007
Ana María Hernández
El duque de Rocanegras puede ser un nombre poco conocido para el caraqueño del siglo XXI. Sin embargo, para los de principios del siglo XX, era la máxima representación del dandismo; redivivo ahora por el escritor Fedosy Santaella, quien se estrena en la novelística con este agraciado personaje de la Caracas gomecista.
-¿Tiene que ver con Vito Modesto Franklin?
-Sí, es el personaje central, también conocido en sus tiempos como duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. El árbitro de la elegancia de los tiempos de Gómez, la envidia de los patiquines, todo un personaje digno de rescatar para la memoria venezolana, tan necesitada de una conciencia más divertida, menos militar.
-¿Qué se relata?
-El libro Rocanegras se inicia con el asesinato de Juan Crisóstomo Gómez -Juancho-, vicepresidente y hermano mayor de Juan Vicente Gómez. En mi ficción, Rocanegras se ve involucrado en el hecho de sangre. Unas horas antes de su asesinato, Juancho Gómez estuvo departiendo con Vito Modesto en el foyer del teatro Olímpia. A partir de allí, se desata una historia de ocultamientos, amores y juegos de poder.
-¿Qué connotaciones hay con la actualidad?
-El momento histórico en el que transcurre la novela se encuentra marcado por una transición. Comienzan a entrar nuevas formas de vida, y otras, evidentemente a morir, todo por el interés y bajo la mirada de un hombre poderoso que gobernó a Venezuela a su antojo. El mismo personaje de Rocanegras me lleva hacia el venezolano de hoy día, que se encuentra atrapado entre dos aguas, entre dos mundos, entre dos maneras de considerar el país, su historia y su futuro, sin que además él mismo entienda bien las razones que lo han llevado a esa situación.
-¿Cómo enlaza lo mítico con lo real?
-El duque es un personaje del que se conoce muy poco. Su misma biografía es una oda a la mamadera de gallo, y descansa muy poco en la realidad. Así que tuve un amplio espacio para fabular.
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Fuente: El Universal.
Sábado 07 de julio de 2007
Ana María Hernández
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