Relativo resulta más bien el juicio que nace de la radicalización arbitraria
del gusto: esto es lo mejor, esto es lo bueno y esto es lo malo porque yo lo digo, y no me importa
nada más, al carajo tú. Con frecuencia me ha parecido que tales juicios o verdades binarias
provienen de la ignorancia y de una patética superficialidad llevada por la
moda, por lo cool. En las redes eliminamos músicos y escritores porque
nos parece divertido, porque así pasamos un buen rato, porque nos distraemos un
poco. Pensamos que no hacemos ningún daño, pero yo sí creo que en el fondo sí estamos
contribuyendo a formar parte del mal binario de nuestros días, tan escaso de
criterios, arbitrario y falsamente competitivo.
No sé por qué razón, además, señalar que aquello es mejor que lo otro
suele estar acompañado con frecuencia de menosprecio, burla y odio. Estamos, en
ese sentido, en los tiempos del «…y punto», «porque lo digo yo, porque así me da la gana y no lo discuto». Pero además, el binarismo de nuestros tiempos tiene mucho
del «porque tengo derecho». Ah, sí, la democratización de las redes. El derecho
a opinar. El derecho, la libertad, hasta de insultar y menospreciar a la ligera. Claro, claro.
Me parecieron graciosos algunos comentarios que leí hace unos días sobre
la versión de «Hurt» que hizo Johnny Cash. Alguno hablaba de la «versión» de NIN
(o de Trent Reznor) y de la «versión» de Cash, cuando en verdad, me parece a
mí, no existe una versión de NIN, porque la de NIN es la original. Sin embargo,
a partir de esta idea de las versiones, unos cuantos comentaban que la de Reznor
era mejor y alguno que otro despreciaba olímpicamente a Cash, como si fuese un pobre
advenedizo, recién llegado pues que creyó que podía hacer algo mejor que NIN.
¡Vaya! Pues habría que comenzar por decir que en este caso no hay versión «mejor»:
hay un tema original de Reznor y una versión de Cash. Es decir, según lo veo, el tema original de Reznor es una maravilla y la versión de Cash
también. Y no lo digo porque yo soy un admirador incondicional de Cash (que tiene
temas que no me gustan para nada); el tema de NIN, repito, es una verdadera
maravilla y yo, particularmente, lo escuché muchísimo durante un momento de mi
vida.
No hablo pues de mis preferencias por la música de Cash, sino de estos tiempos binarios donde nos vemos prácticamente obligados a expresar que esto es mejor que aquello, que esto es malo y aquello es bueno, que esto es una porquería y lo otro maravilloso, cuando, en sobradas oportunidades, no se trata de eso. Pareciera que en este universo binario no cabe la palabra «diferente» o «distinto»; no, en nuestro mundo binario la versión de Cash es una mierda y la «versión» de NIN genial. La versión de Cash es muy de Cash, diferente, su propuesta a lo Cash del tiempo de American Recordings, y no pretende ser mejor ni competir con la original. Cash, a su manera, hizo el tema de NIN suyo, y eso no implica entonces que debamos elegir entre un tema y otro, y mucho menos que debamos despreciar a uno o a otro.
Cada cual, por supuesto, hace y dice lo que quiere, porque yo tampoco me
voy a poner acá binario, pero como he estado pensando en esto bastante desde
que leí la «diatriba» en cuestión, pues me ha parecido un ejercicio interesante
poner en palabras resumidas y más o menos ordenadas todo lo que he masticado desde
entonces.
Y sí, hay cosas radicalmente malas: el chavismo es radicalmente
monstruoso, la oposición vendida es radicalmente monstruosa. Por supuesto. Pero
yo estoy hablando de otra cosa, espero que eso se entienda. Aunque si nos vamos a lo binario: este texto puede ser
una mierda o una maravilla.
Comentarios